martes, 3 de noviembre de 2009

La herencia... ¡del bien!


En memoria de mi amiga Mercdedes, que en este momento disqfruta de la presencia permanente de Dios


Después de que nos hayamos ido, ... sollo importará y tendrá valor la herencia de la semilla del bien que dejamos en alguien y que estará germinando.

Es frecuente que nos pongamos a pensar, si algo tenemos, en cómo serán repartidos eoss biene cuando dejemos este mundo.

Bien sabemos que nada nos vamos a llevfar, aunque haya personas que lo deeben de poner en dud por el empeño y la obsesión en acumular fortunas, objetops, joyas, propiedades, etcétera, empero... aunque no sea mayor cosa lo que poseemos siempre hay una inquietud sobre el destino de lo que hoy y en este momento es nuestro.

Naturalmente que, como cosa normal, será el cónyuge o los hijos los que recibirán ese beneficio.

Y pensando en estas cosas es que hacemos testamento.

Hay personas que les da mido hacerlo, pues les parece que es como rozar un poco la mano fría de la muerte, como un mal presagio, como sltar las ataduras de esos bienes y sentir que ya no son tan nuestros, ... en fin, conceptos totalmente equivocados, pues el tomar la decisión de hace r testamento es, bien podría decirse, una obligación para que a nuestra partida no dejemos enredos y disgustos.

empero he aquí que pensando en esto se me viene a la mente...si habremos pensado también un poco en qué herencia y testamento espiritual les vamos a dejar a nuestros hijos, nietos, esposo o esposa y demás familiares y amigos que nos rodean.

¿Qué recuerdo les quefdará?...¿Qué imagen les dejaremos, de manera indeleble de nuestra persona, de nuestro proceder ante la vida, de nuestra actuación ante los acontecimientos que nos tocó vivir en nuestro corto o largo camino junto a ellos?...

Me decía un persona muy querida, agobiada por el vacío y la ausencia que representaba haber perdido al compañero de su vida, en su reciente viudez: - "Me estoy mriendo por dentro empero he de darle a mis hijso y nietos el testimonio de mi fortaleza, el ejemplo de que se acatar la voluntad de Dios, con una sonrisa y con mucho ánimo"....¿No es esto estar haciendo testamento y de estar dejando una herencia más rica que todos los millones del mundo?

El amor a Dios, la honestidad, la rectitud, la conservación de las tradiciones, el ser responsble, transparente en la verdad, la educación, la fidelidad para los seres y las creencias, la fe, el saber perdonar y pedir pedrdón, la fortaleza en los momentos de pruba, en una palabr: el amr.

Y cuando la vuda es difícil y cuando hay carencias, cuando hay penas, cuando hay enfermerdad... ¿no es una gran herencia utilizar nuestra vida para poner algo de esa vida al servicio de quién lo necesita?

Qué huella tan diferente podemos dejar, al irnos, si hemos sido generosos, no solo en lo material sino en darnos, un desgastarse poco a poco para que los demás tengan mejor calidad de vida o por el contrario nos llegue la hor...sin habernos estrenaado.

Como bisn dice J.L. Martín Descalzo: - "Hay personas que se cuidan, se ahorrran, se "conservan", van a llegar a la otra vida como un abrigo guardado en el ropero".

Y con estop de la herencia y el testamento pesamos que al corer del tiempo, mucho tismpo después de que nos hayamos ido, ... solol importaá y tendrá valor la herencia de la semilla del bien que dejamos en alguien y que estará germinando, quizá sin que él o nosotros lo sepamos, empero que será la verdadera herencia y legado que dará constancia de HABER PASADO POR ESTE MUNDO.

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  • Ma. Esther de Ariño
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    Extraido de Levieldealfeo